Recordando a Invasor Zim

Titulo original: Invader Zim

Canal: Nickelodeon

Genero: Serie animada

Temporadas: 2

Año: 2001 - 2002; 2006

Estreno: Marzo 30 de 2001

Final: Diciembre 10 de 2002

He decidido empezar los posts este blog con un recuerdo, un eco que nos llega ya desde lejos; empezarlo  rememorando una de las series más peculiares de mi infancia, si es que esta es la palabra correcta: Invasor Zim, transmitida por el canal Nickelodeon en el año 2001, fue uno de los fenómenos más extraños que se ha presentado en la televisión, jugando con el humor negro, la risa de lo absurdo, el horror de lo grotesco y la temática oscura… mientras se transmitía a jóvenes e inocentes niños que solo buscaban que ver un sábado por la mañana mientras comen Fruit-Loops.

Creada por Jhonen Vasquez, esta es la historia de Zim, un joven colonizador parte de una raza de conquistadores de mundos. Debido a que sus superiores no lo creen apto para misiones de importancia, Zim es enviado al espacio desconocido sin destino fijo con un robot averiado y estúpido, GIR. Sin embargo, Zim se topa con la Tierra en su viaje, y se hace a la tarea de conquistarla, camuflándose como un joven estudiante. ¿Díganme que no suena genial? Sin duda, es un contexto muy imaginativo pero nada sorprendente para tratarse de una caricatura. Es en esta historia donde nos topamos con locos personajes como el niño paranoico y fanático de las conspiraciones, su hermana gótica, la profesora odiosa y diabólica, los agentes secretos del gobierno… todos esos personajes que brindan el colorido a esta serie.

¡Bueno, comer helado es, claramente, un paso para la conquista del mundo!

Pero, analizando sus características, esta caricatura era simplemente perturbadora para el público inmaduro al que estaba dirigida. Claro, la comedia física y las voces chillonas funcionaban a la perfección a la hora de llamar la atención de los niños, pero la serie trataba con temas simples a la vez que oscuros. Por ejemplo, se ve reflejada muchas veces la monotonía y la locura en los personajes de manera clara e inquietante. Junto con los dibujos con figuras rectas pero anormales, y los diálogos absurdos y mordaces, necesitaría usar varias veces la palabra “locura” para describir la impresión que deja en el espectador. Por ejemplo, recuerdo ese capítulo en el que Zim roba órganos para parecer más humano, o la vez en la que van a esa pizzería donde un cerdo grotesco resulta ser la mascota del lugar, o, tal vez el más “traumático”, la vez en la que Zim le saca los ojos a ese niño para que así lo deje de seguir. ¿Se podía ver eso a los 9 años? No creo que haya sido recomendable, pero muchos lo hicimos, y aun llevamos en la cabeza todas estas imágenes… y seguro algunos padres de familia alborotadores también la vieron, porque cancelaron la serie. ¡Malditos, siempre hacen lo mismo! ¡Nadie fue y se metió con su preciado Bonanza o con McGiver! Aunque, para hacer honor a la verdad, la serie se volvió más popular que nunca después de ser cancelada, siendo tomada hoy en día como un verdadero hito de la televisión.

¡Ridicula, absurda, retorcida, oscura... pero graciosa como una reunion de los hermanos Marx!

Y, aun siendo cancelada, la serie era buena en aquel entonces, tanto como lo es ahora. Lo único que ha cambiado, para ser honestos, es que las razones por las que me rio son diferentes ahora que las que tenía en aquel entonces; y déjenme decirles que hoy en día me rio mucho más cada vez que veo un episodio. Es que siempre me saca una sonrisa o una carcajada lo absurdo, lo inesperado y ridículo. Ver una nave espacial en forma de bebé o ver a un cerdo saltar por una ventana para salir volando son cosas tan… ¡estúpidas… e hilarantes! Me gustó un término que leí que intentaba definir esta serie: humor surrealista, el cual se basa en lo inesperado y en la carencia de sentido de las cosas, en que la realidad misma no existe. No sé si se puede aplicar la palabra en este caso o si los conservadores me la querrán arrebatar, pero si se que esas son dos características que definen y marcan esta serie.

¡Y la locura! Esta serie me recuerda mucho a lo loco de ese video de los Beatles cuando cantan “I am the Walrus”. Simplemente, es casi deprimente, melancólico, maniático si lo prefieren, pero con ese toque que hace que quieras estar escuchándola una y otra vez, porque es entretenida, pegajosa y no está del todo mal. Pasa lo mismo con Invasor Zim, y, ya sea que tengas 9 o 18 años, no pierde su toque ni su llamativo: es única, es graciosa, es atrevida, es entretenida y es perturbadora.

Como dije, a veces era una cosa de locos

¿Unas últimas palabras? ¡Claro! ¡Vean esta serie! Solo los puedo compadecer si no tuvieron la oportunidad de disfrutarla en los viejos tiempos, cuando Nickelodeon y Cartoon Network significaban algo para nosotros y cuando los dibujos animados eran un negocio serio, no como las estupideces de ahora, de las cuales culpo a Disney Channel… ¡pero aun hay esperanzas! Todavía la pueden disfrutar, todavía pueden reírse con este delirio y , si le ponen atención, todavía podrán imaginar las imagines tan bizarras y terroríficas que dejó en la cabeza de muchos niños de diez años.

Tomado del blog El Hiperboloide, también propiedad de El Ingeniero Garin, y adaptado para su uso.